En el día más estupendo de su vida, aquel paracaidista acabó colgado de un campanario, desde el cual entabló una amistosa conversación con la señora Cigüeña que le comunicó, off the record, que el nuevo jefe de los Servicios de Inteligencia, era poco inteligente y ofrecía pocos servicios. La única inteligencia que conocía era la artificial. El único servicio, el WC.
El paracaidista jamás pudo bajar para avisar a los demás. Así perdió su guerra.
A veces es mejor pasarse al enemigo.
Posted by: K on 23 de Abril 2004 a las 06:00 PMHermosamente absurdo, como el mundo subrrealista que nos vas describiendo poco a poco...