Este post, con sus 7 comentarios acumulados, ha desaparecido no sé muy bien por qué. Este chisme me da unos errores de lo más raro.
Creí que las reglas del juego en Internet eran otras. Que aquí uno podía decir lo que le viniera en gana y esas cosas. Pues parece ser que no. Que apartir de cierto tono, de ciertas opiniones, ya no se puede hablar. Lo cual es preocupante y verán por qué.
La Real Sociedad de Fútbol atraviesa un pésimo momento tanto en lo deportivo (somos colistas) como en lo económico (tenemos un agujero de mil pares). La gente (o sea, nosotros) está crispada con el Consejo de Administración, el Director Técnico, y demás, porque piensa que se está tirando el Club por la borda. Y esta gente está cobrando un pastón por ello. La Real Sociedad tiene una página oficial con muchos años de antigüedad (fue uno de los primeros clubs de fútbol en tener una página web), que contaba con un foro en el que siempre había reinado el gamberrismo y la energumenez. En mi modesta opinión. La gente se decía improperios de todo tipo y aquello parecía una batalla campal sin que nadie por parte de la Real moderara el asunto. Todo esto, hasta que los improperios se han girado para señalar a los que llevan las riendas. Entonces, ni moderación ni nada, para qué nos vamos a andar con chiquitas, directamente, fuera foro.
Así las gastan Astiazarán (el presidente) y Cía.
Ispiluan begira gelditu naiz, minez. Zertan bihurtu naiz? Harri gogor, isil, hotz? Nire bizitza hondoratu da. Ez dut nigatik pena ere sentitzen. Nazka baizik. Nazka gordin eta tamalgarri bat. Bakarrik nago, eta bakarrik egongo naiz betiko. Ez dut besterik merezi. Zurekin ez bada ez dut inorekin egon nahi. Badakizu. Ez ditut nire barrenak berriz irekiko. Harri izango naiz.
Hilarri bilakatu arte.
Hay sentimientos difuntos. Tienen tumbas, pero la gente no deja flores. Están descuidadas. Apenas nadie asiste a sus funerales. Ni se publican esquelas. Mueren así, como quien muere en un asilo. En serie. No se guardan sus fotos, ni sus pertenecías. Rara vez dejan una herencia.
Sólo cuando el testamento es terrible.
Ayer apoyé mi frente sobre el cristal del escaparate de una tienda de telefonía móvil. Oh, cuánta traición en tan poco espacio. Si manda usted al garete su actual operadora, le regalamos el móvil, las llamadas y el cordoncito de marras para ir a la última. Véndanos su alma. Sea usted el Brutus que mata al César. Es más fácil sacar lo peor que hay en nosotros que intentar contentarnos. Porque en esa tienda, que era de la operadora que me suministra estos cada vez menos útiles servicios, para alguien como yo no había nada de nada. Nada para el cliente dócil que paga religiosamente sus facturas.
La fidelización es demasiado complicada.
El otro día, mi tío me regaló un reloj que había pertenecido a mi abuela. Un pequeño Omega, que habían mandado poner en marcha, limpiar y acondicionar. Quiso dármelo a mí porque sabe que esas son las cosas que a su aventada sobrina le gustan. No hay nada como la precisión de la tecnología mecánica y vetusta.
El reloj debe de tener muchísimas horas a sus espaldas. Horas que pesan. Horas que pasan. Horas muertas y horas que vuelan.
Estamos llevando a cabo el fabuloso experimento que cambiará la historia. La hemos congelado. Una vez pasado el tiempo, aquello que la deprimía tanto habrá desaparecido. Entonces la despertaremos. No entenderá nada. Parecerá considerablemente más estúpida que los demás. Será feliz. Inmensamente feliz.
No soy capaz de despedirme. De dar un portazo. Me llevo mi pasado, presente y futuro en una maleta a todas partes.
Ojalá me la deje en alguna estación.
Berdina bilatzen duten desberdinak gara. Maitatu eta maitatuak izatea. Kale bustietan, pertsona bakoitzaren begiradan ikusi daiteke eskaria. Eta eskaintza.
Sentimenduen merkatuaren legea.
Adorable chatarra. Adorable servidor. Adorable cliente. Adorable sueldo. Adorable día. Adorable clima. Adorable madre que me parió. Si supiera rezar, me haría de alguna secta. Si supiera trabajar, sería del Ministerio de Trabajo. Lo mío es el exceso. Por defecto. Bienvenidos, están ustedes escuchando Grandes Éxitos de las Incongruencias de Ayer y Hoy.
La política presupone que el votante potencial es tonto. El periodismo presupone que el lector potencial es tonto. La televisión presupone que el telespectador potencial es tonto. La publicidad presupone que el cliente potencial es tonto. Un largo etcétera. Todos presupuestamente y potencialmente tontos. Copiémoslo cien veces para aprender la lección.
Y que nadie lleve la contraria.
Yo tenía otra vida. Parecida a esas vidas que aparecen en las películas de Woody Allen. Yo tenía una vida en la que las relaciones intelectuales se mezclaban armónicamente con el sexo. Curiosa vida, sí. Me llenaba. Escribía, leía, discutía sobre la matemática en Bach, y follaba entre libros con gente interesantísima como tú. La única pega es que esa vida no era estrictamente real. Ni lo que escribía, ni leía, ni la matemática en Bach.
Ni siquiera la gente interesantísima como tú.
Y del sexo qué te voy a contar.
Occidente duerme con la tranquilidad de quien ha delegado toda su responsabilidad en otro. Pero ese otro no tiene ni nombre ni cuerpo. Ni apariencia ni fondo. Y es posible que ni siquiera exista, que sea una simple creación nuestra para ser quien recibe la culpa cuando las cosas salen mal.
O peor de lo previsto.
Podríamos reducir el hombre a la mínima expresión. Que sólo se limitara a palpitar. Hacer un hombre geométrico. Geográfico. Insensible pero seguro. El hombre construído con dos trazos. Y un bombeo de sangre. Que ni siquiera la presión atmosférica pudiera con él.
Podríamos construir un hombre. Un monstruo.
Nunca hemos tenido tan cerca la nada. Una alemana dijo en 1943 que el ser humano lo único que busca es convertirse en dos. Mientras que el Estado lo único que quiere es quedarse solo. A lo que el pequeño funcionario de la filosofía moderna respondió por escrito en una servilleta: "Efectivamente. Nunca hemos estado tan cerca. Hoy todo lo controla el Estado. Y el Estado es lo más cercano a la nada. Porque busca ser uno. Y uno es lo que precede al cero en esta cuenta atrás".
El post que se perdió ayer por problemas de Zonalibre con la corrupción de archivos o no sé qué. Milagritos de la Virgen, lo he podido recuperar.
A veces, una tierna manera de superar la incomunicación es que cada uno vaya por su lado. Independientemente de los veintitantos años de comodidad socioeconómica. Del abismo del y ahora qué y el qué dirán. Quizá entonces se logre recuperar la comunicación. Recuperar la transmisión a través de la onda larga. De vez en cuando. Sin interferencias. La onda corta puede hacer daño.
Y la frecuencia modulada, aburre.
¿La fuerza del movimiento asociativo emerge en situaciones políticas... extrañas? Algo de eso habrá, porque si no, el caso de Euskadi es difícil de explicar. O nos olvidamos de que existen esos partidos que dan vergüenza ajena, o esto no hay quien lo soporte. Hay asociaciones para todo, y algunas constituyen verdaderos lobbies. Es el caso de Kalapie, que ha participado en la construcción de la red de carriles-bici de Donostia, y que ya cuenta con una extensa trayectoria en lo que a reflexión sobre la movilidad urbana se refiere. Aunque puede que no esté de acuerdo con todos sus planteamientos (como me pasa con todo el mundo, por otro lado) me parece que gente así puede aportar a un lugar como Euskadi bastante más que algunos movimientos supuestamente pacifistas pero que resultan más beligerantes y sesgados que nadie. Y que no hacen más que aumentar la crispación.
Encima hoy, por ir en bicicleta me han dado de desayunar un zumito y un cruasán y me han regalado un chubasquero. Vale, soy realmente fácil de comprar.
Tengo una relación un poco extraña con mi hermano. Él grita "¡Bruno Ganz!" y yo me entusiasmo.
Hay películas que aparecen en los momentos difíciles. Películas que no sabes muy bien por qué, pero resultan un manual de supervivencia para instantes miserables. Cada persona tiene sus películas, del mismo modo que tiene sus miserias. Aquella vez, en la gran ciudad, vi Cielo sobre Berlín. Salí de noche. Con la acera húmeda y las luces y los coches y las gentes anónimas. Me sentí un poco menos sola. Pensando que quizá, podría haber un Damiel posando su cabeza sobre mí. Así vagué por el metro de Madrid. Extranjera de todo lo que me estaba aconteciendo, como si viviera una vida que no era la mía. Y recuerdo que allí también lloré. Un poco.
Lágrimas de celuloide.
Taxi Galduak, euskaraz idatzitako bloga uztea erabaki dut. Baina horrek ez du esan nahi euskaraz idazteari utziko diodanik. Alderantziz. Fábrica-ren kategoria bat erabiliko dut euskaraz idazteko, astean behin beste kategoriekin egiten dudan bezala -taxien maiztasuna tristea zen benetan-, eta honela, blogez eta argitalpen sistemaz aldatzeak sortzen didan alferkeria uxatzea espero dut. Ez dakit. Agian hobe horrela.
Etorkizun batean, Fábrica blog elebidun bilakatzea gustatuko litzaidake. Baina momentuz ez dut ideiarik ere nola egin dezakedan. Ni ez naiz itzultzailea, eta bi hizkuntzatan idatzi beharrak denbora asko hartuko lidake. Itzultzaile automatiko fidagarri bat behar dut. Badakit Code&Syntax-ekoek zerbait garatu dutela arlo horretan (edo hori ulertu nahi izan dut, eta ereduak ikusi ere ikusi ditut) baina ezjakintasunaren preso naiz une honetan. Beno, blog elebidunaren eguna iritsi arte, ongi etorriak Egitura Ulerkaitzetara.
Si no han entendido nada, no se preocupen. Seguirán sin hacerlo una vez a la semana.
Ayer, neutrino, una palabra que desconocía hasta ahora (llámenme taruga, si quieren), se cruzó dos veces en mi camino, con dos significados distintos, y en un margen de 20 minutos. Por un lado, tuve el placer de conocer a los Neutrinos Flotadores, un adorable grupo de gente que hace de la chatarra auténticos vehículos acuáticos. Por otro lado, los neutrinos son candidatos a ser esa materia oscura que forma el universo, la parte que no se ve, pero se intuye que está ahí. Es como ir con un cazamariposas a capturar la nada, supongo.
Es una manera, como otra cualquiera, de pasar una vida.
Si quieren ver más de una película del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, les aconsejo que no compren las entradas a través de Internet porque puede perjudicarles seriamente la salud. Y es que en General Tickets todavía no se han enterado que generalmente la gente no suele comprar una entrada suelta para este evento. Y en vez de tener un carrito de la compra, un listado de entradas adquiridas, y pagar todo de golpe como en cualquier tienda online, pues no, hay que andar comprando de una en una, metiendo los dígitos de la tarjeta, etc. Y con el ritmo de venta que tiene el Festival, para cuando llegas a aquella película uruguaya que querías ver, con tanta clave y tanta historia, ya ha volado.
Esto parece la oficina del consumidor, lo sé.
Coincidiendo con el rediseño de la fábrica hacia algo "minimal" (sic), cierto comentario sobre este tipo de blog ha disparado mis visitas. Que no son muchas, pero ahora, gracias a él son más. Lo cual, me hace pensar que lo que verdaderamente hace exitoso por día un blog minimal (qué tonto suena el término, pero será una manera de decirlo) no es aquello que dice este señor, sino que en algún lugar de cierto calado, lo ensalcen o lo pongan a parir. Eso sí, como he dicho, eso dura un día o dos, hasta que el post en cuestión, desaparezca de la página principal.
Yo lo he leído con una medio sonrisa, y es que en algunas cosas tiene gracia y razón. No me ha sentado mal a mí. Y espero que no les siente mal a ustedes, reclamadores, aunque les llame alucinados. Yo escribo así porque sí. Y ustedes reclaman así porque también. Si no gusta, no gusta. Y si gusta, pues mejor. Tampoco hay que darle más vueltas. Cada uno es como es.
Ah, no me encontrarán entre los blogs más influyentes según bitacoras.com, porque yo no pertenezco al directorio (añadido: no creo que de todos modos fuera a aparecer). Ni a ninguno salvo, obviamente, el de zonalibre. Tampoco entiendo su sistema de medición. Pero esa es otra historia. Será que no soy influyente.
Me daría un miedo atroz serlo.
Me queda un largo camino por recorrer.
Se quedaron mirando al cielo. El alcalde, el sheriff, el equipo de animadoras... Era una noche cerrada y los farolillos daban una iluminación colorida al descampado. Tirando a kitsch. También había guirnaldas, una orquesta, y ponche sobre la mesa. Y unos bocados de crema de cacahuete. Sabían que el momento debía llegar. Y que iba a ser ahora. Lo habían estado esperando durante años. Décadas. Vidas. Llegó. El resplandor. El cielo se abrió. El resplandor se fue. Sin dejar rastro. Habían pasado de largo. Sin discurso del alcalde, sin sermón del sheriff, sin coreografía del equipo de animadoras.
El cielo se cerró. Y también sus años de espera. Sus décadas. Sus vidas.
A veces me pregunto si los edificios no son como los perros, que se parecen a sus dueños. ¿La arquitectura comunica algo más allá de su cuatro paredes? ¿Quién cómunica? ¿El arquitecto, el ingeniero, el albañil, el vecino del quinto? ¿Nos dice quiénes son y por qué están allí? ¿Hay arquitecturas de paso, efímeras, casuales? ¿Existen las asentadas, eternas, causales? ¿Cuenta la arquitectura una historia desde el primer plano? Y cuando se derriba, ¿calla una voz? ¿Es el Autocad un medio de sustituir una imaginación amputada?
Si es así, ¿resulta más cómoda la amputación?
Ayer era tarde pero no tenía prisa. Con mi don especial para que me hablen los extraños, supe del cabreo monumental de mi compañero de parada, porque el autobús no estaba allí a su hora. A mí me daba igual. Me gusta viajar en autobús de noche. Todo es artificio. Y a la vez, hay algo orgánico. Aflora lo más terrible del urbanismo, asfalto y neón, bajo la tenue iluminación del transporte, y el leve susurro del agua de los charcos de fondo.
Finalmente, no somos nadie.
Ayer hice una larga cola. En ella, se formaron pequeños microcosmos para hacer más agradable la espera. Gente que no se conocía de nada contándose la vida. Yo tuve el placer de conocer a dos chicas, muy majas ellas. Una, trabaja en Elhuyar, una editorial-fundación especializada en ciencia, y que tiene el que considero mejor diccionario euskera-castellano hoy en día. Me cuenta de que están poniendo en marcha Zernola, una web en la que te enseñan cómo ver el ADN de una cebolla en tu propia casa. O las vicisitudes del ratón sin padre. Contenidos científicos orientados a niños (y no tan niños). Para los mayores, también está el portal Zientzia.net.
De lo que se entera una en la cola.
*Elhuyar está traducido en su interior. Miren a la derecha.
Algunas veces, cuando escucho las tertulias de la radio, me resulta difícil imaginarme las caras de los que hablan y conspiran a través de la cortina del humo de sus pequeños puros. Sus voces aguardentosas, y sus subidas de tono airado me hacen pensar que vivimos en distintos países. En el suyo, siempre hay una segunda intención.
En el mío, las cosas suceden sin querer.
No es lo mismo hacer preguntas que exigir respuestas.
Apoyémonos en lo injustificable aunque sólo sea para dormir con la conciencia tranquila.
La ilusión de movimiento. La ilusión es movimiento. No sabemos realmente qué ocurrió. No sabemos si realmente ocurrió. Dormimos. Soñamos. Nos despertamos.
Ya está.
La niña que quiso dedicarse a la reflexión introspectiva, se vio en la tesitura de hacerlo todo sin pensar y en un plis plas. Así, consiguió envejecer de golpe, con el tiempo pasando tan rápido, tan fuerte, tan duro. Para cuando quiso darse cuenta, sus prematuras arrugas suscitaban burlas en el recreo. Cuando quiso reaccionar, reflexionar y analizarse, se sintió incapaz de estarse quieta.
Pareció demasiado tarde.
Soy una visionaria. Yo nunca plancho. Y según una noticia que vi ayer, gracias a las telas inteligentes que han inventado allá por el lejano oriente, nadie tendrá que hacerlo. Yo me he adelantado a los tiempos. Ahora, todavía soy una incomprendida. Todavía me gano las broncas y las burlas. Todavía soy una mártir de la ignorancia de los que me rodean. Pero esta es mi resistencia pasiva. Y sé que el tiempo, como ya han anticipado los orientales, me dará la razón. Planchar está superado.
Es como abandonware.
Debería echar miguitas de pan para encontrar el camino de vuelta porque no sé yo, con lo mal que me oriento, si no voy a acabar más perdida aún de lo que ya estoy. Claro que algún pajarraco de mala muerte se las comerá el muy cabrón y a ver entonces quién es el guapo que me saca a mí en helicóptero del conflicto emocional en el que me he metido.
Así, sin más.